lunes, 1 de septiembre de 2014

El principio.

Todo lo dicho aquí hasta ahora (aquí o en cualquier sitio), todo, ha sido sobre papel mojado. Ha servido, quizás, como desahogo entre becados, y como explicación hacia el resto del Universo. Pero papel mojado. Sin más.
"¿Por cuánto tiempo te vas? ¿Te quedas con una familia o en una residencia? ¿Te convalidan el curso? ¿Qué asignaturas vas a dar? ¿Cuáles son las temperaturas normales allí?..." Llevo meses contestando a esta clase de preguntas, resolviendo cualquier tipo de duda a familiares, amigos o curiosos en general, como si tuviese todo muy claro, como si estuviera tremendamente segura de esto que acabo de hacer.
Pero, sinceramente, ahora mismo tengo la sensación de no saber nada, de que todo ese miedo que no tenía haya venido en tromba, de haberme quedado para mí las dudas ya resueltas de cara al público. Y es que por primera vez estoy escribiendo en el blog desde el otro lado*. Sí, es tan jodidamente acojonante como suena. Sin suavizar.
Estoy aquí. Aquí. En Canadá. Asombrada, como poco, de la magnitud de esta hazaña que acabo de comenzar. Parece que fue ayer cuando Sevilla me vio llorar de alegría por haberlo logrado. Pero no, no fue ayer. Fue hace más de cinco meses.
Parece que al tiempo le guste jugar al despiste, ser diente de león y volar sin que puedas hacer nada para atraparlo y, cuando le apetezca, pararse. Y no negocia. Le gusta sentirse poderoso, tenernos a sus pies.
Cuando escribo en este plan me da la sensación de que parezco una yonki colocada (¡Zasca! ¡A la mierda la lírica!), así que, hablemos de lo que mola.
Os sitúo: 24 de agosto por la noche. Todas las despedidas finiquitadas y el drama superado. Paloma vs maleta, la batalla definitiva. Todo tan apretado como las lorzas de una choni cualquiera en un vestido de plástico que simula cuero cualquiera en un viernes de botellona cualquiera. Vosotros me entendéis. Pero, al fin y al cabo, terminado.
La gente normal y con sangre en las venas no pudo dormir. Yo con sueño puedo dormir aunque hayan tirado una bomba en el edificio de al lado. Ventajas de ser un empanado (con el cambio de género no quedaba tan guay, lo siento).
Lunes 25. Despertador sonando a las seis de la mañana. No me gusta que me levanten temprano ni para esto. Mala hostia mañanera mezclada con mi madre al borde de un ataque de nervios. La cremallera de mi mochila decide que no quiere vivir. Fiesta. Ya en la estación, decir adiós a mamá y saludar, por fin, al resto de gaditanos. Y ver a Gonzalo llorar y reírme de él.
El viaje en tren hubiera sido mucho mejor con todos en el mismo vagón, pero mis deambulaciones en busca de conversación tampoco estuvieron tan mal. Ni que casi nos echaran del vagón restaurante por el ruido. Gaditadians facts.
De los dos días en Madrid podría pasarme siglos escribiendo. Pero solo voy a dar las gracias a cada becado por el buen rollo y por hacerlos inolvidables. Así da gusto, sois enormes. No con cualquiera se hace tan genial ese puente entre la vida antigua y la nueva. Gracias.
He de hacer mención especial a las caras de la gente que nos conocía a Nirvi y a mí cuando les dijimos que estábamos juntas en la habitación. Y todos los: "No, no puede ser. La que vais a liar... ¡Qué potra tenéis!" Dejadlo, somos divas y ya.
Me quedo con dos anécdotas. El "¿esto no es demasiado grande para metérselo en la boca?" y la cara tan dura que tuvimos Alv y yo al emparejarnos cuando pidieron que lo hiciéramos con alguien a quien no conociéramos. Otro par de divos.
El viaje, tan cansado como se imagina. Ocho horas y media entre Madrid y Toronto, más la espera en el aeropuerto más, por último, el vuelo hasta Halifax.
Y como esto está empezando a ser largo y supongo que aburrido para los lectores, hablaré de mi familia y mi pueblo pronto, muy pronto. Y también haré un hueco más grande a los Amancioners.
¡Adiós, amiguitos!
*Es por esta canción que me gusta llamar a Canadá el otro lado, aunque realmente este aún ande lejos. Y es que hay penas que solo pueden curarse aquí. Pero este, ya sí que sí es otro tema.



No hay comentarios:

Publicar un comentario