lunes, 22 de junio de 2015

Romper a volar. Romper a llorar.

La última vez que hablé en el blog sobre Canadá, me quedaban aún cinco meses aquí. A día de hoy, 22 de junio (técnicamente ya 23), tengo tres días completos y un puñado de horas hasta el adiós definitivo, y cuesta muchísimo hacerse a la idea.
Las sensaciones son las mismas que las que tuve al venir, pero en proporciones diferentes. Porque, si fue difícil decir hasta luego a las personas más importantes de mi vida, el adiós definitivo a todos aquellos que me han acompañado durante la experiencia es casi insoportable. Host family (perro y gato incluidos), amigos y amigas que se quedan aquí o vuelven a sus países, el resto de compañeros y compañeras y profesores. Podría pasarme la vida explicando lo agradecida que les estoy. Muchos de ellos han dejado en mí una marca imborrable, desde el inicio de la aventura hasta ahora. Desde aquel primer día de instituto en el que mis vecinos me ayudaron en todo lo posible y más para que no anduviera perdida hasta mis últimas bromas esta mañana con el mejor profesor de física y matemáticas que me podría haber tocado.
Qué jodido es decir adiós. Cuántas pequeñas y grandes cosas hay para echar de menos. Y no es que no tenga ganas de volver, por eso digo que los sentimientos son los mismos, porque también me muero de ganas de llegar Andalucía. De sol, de buena comida y de ver a los de siempre. Pero allí nada (o casi nada) va a ser nuevo, y al cabo de poco tiempo será como si nunca me hubiera marchado.
La experiencia se queda conmigo en forma de recuerdos y añoranza. Porque, si era difícil imaginar diez meses lejos de todo lo que conocía, más lo es en este momento para mí el asimilar que la cama en la que estoy tumbada ahora mismo va a dejar de ser la mía en tres días, así como la habitación, la casa, el instituto. Serán imágenes que dolerá recordar como simplemente eso, imágenes.
Desde que supe que vendría hasta que lo hice, me dijeron miles de veces que me resultaría muy duro estar tan lejos de casa durante diez meses. Se equivocaban. Lo que es difícil es llegar a un lugar, hacerlo tu casa, largarte y vivir para siempre lejos de él.

PD: Termino la entrada con un tema que me hizo pensar mucho antes de la ida, y que también lo hace ahora.
¡Adiós, amiguitos!

5 comentarios:

  1. El cambio es la única constante en la vida. No solo es obligatorio, sino necesario para desarrollarse como individuo. Llegar a un lugar nuevo y hacerlo tuyo desde cero es complicado, y muy duro tener que dejarlo. Pero es mas duro volver a ese lugar despues de un tiempo y comprobar que ya no es lo que recordabas, que todo ha cambiado y no encajas como antes. Al principio crees que tu casa está donde creciste, luego puedes pensar que tu hogar es donde estén tus seres queridos, pero lo más práctico es pensar que tu hogar es donde estés tu. Si lo sientes así estarás preparada para todas las idas y venidas que te deparará la vida. Disfruta de los últimos días de esta gran experiencia. Has sido muy valiente atreviendote a lanzarte a la aventura y a cambiar tu habitat tan radicalmente durante tanto tiempo, pero tu recompensa te acompañará toda la vida y será que ahora verás más matices en todo lo que te rodea. Enhorabuena, has dado un paso muy importante para comvertirte en el tú del mañana.

    PD: Disfruta ahora, que en breve el puto calor de España te dará la bienvenida. Un abrazo^^

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  2. Pero cómo voy a ser yo. Tú qué dices. Es un anónimo.

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